La obra empieza cuando Ullmann abandona a Bergman en la isla de Fårö. Ambos rememoran la metamorfosis del amor a través de un intercambio epistolar apócrifo construido a partir de sus autobiografías, entrevistas y películas juntos, desde 1970, año de su separación, hasta la muerte del realizador en 2007. Con una escenografía mínima compuesta por dos sillas y dos atriles que se recortan sobre una pantalla con las imágenes reales de Bergman y Ullmann, la pieza escrita por Lázaro Droznes concentra su potencia en los cuerpos y voces de los actores, que irradian con vehemencia el tránsito desde la ferocidad del amor romántico a la serenidad de una amistad irremplazable.

Bergman y Liv ya no serán pareja. Sin embargo, estarán unidos para siempre. A veces a través del trabajo, esa pasión en común, a veces reflexionando sobre el pasado. Y siempre compartiendo las alegrías y tristezas que les depara la vida en las distintas etapas. El tumultuoso amor de juventud, se ha transformado por fin en un amor sereno: el amor de un testigo privilegiado que acompaña durante toda la vida.