Durante su estadía en Nueva York entre 1929 y 1930, Federico García Lorca escribió con fuerza una crítica feroz sobre la deshumanización del mundo. A partir de esas palabras y junto a un talentoso equipo de artistas, el bailarín Rafael Amargo despliega en Poeta en Nueva York una coreografía coral, de enorme impacto visual, que fusiona lenguajes diversos con la misma naturalidad, ritmo y lirismo que le transmitió Lorca: un bailaor sanguíneo, un festejo grupal, una conferencia alucinada, un excelso montaje audiovisual, un cruce de lo clásico con lo contemporáneo. Estrenada en 2002, la obra sigue girando por los escenarios acumulando aplausos y premios. Entre ellos, se destaca un Premio Max de las Artes Escénicas a Rafael Amargo como Mejor Intérprete Masculino de Danza; además, los lectores del suplemento El País de las Tentaciones (del diario El País) eligieron Poeta en Nueva York como Mejor espectáculo de Danza de 2002 y Mejor Espectáculo de la Década el año siguiente.